jueves, 29 de noviembre de 2012

Cuentos entre las cuerdas


Desde el mes de agosto, el Grupo de narradores de la Biblioteca “Domingo F. Sarmiento” ha visitado en distintas ocasiones la Escuela de box. “Fue un pedido de Kaíto”, recuerda Sandra Moreno, integrante de este colectivo de mujeres y hombres que van donde los invitan, desplegando historias aquí y allá. Sus ámbitos cotidianos son La Hora del Cuento, distintas escuelas, jardines y bibliotecas, pero nunca habían contado, por ejemplo, en una escuela de box.
Kaíto Valdebenito, director del espacio que funciona en el Parque Municipal, les dio la bienvenida a ese nuevo mundo donde los cuentos también tienen cabida.
Con la idea de enriquecer la enseñanza del deporte (que suele limitarse al entrenamiento físico) y ofrecerles a sus alumnos otras actividades que completaran su formación, fue que pensó en los cuentos. “El boxeo es un deporte y un arte -sostiene Kaíto. Yo los estoy formando para que sean boxeadores y también artistas. Busco que se formen como personas dentro del contexto amplio que los rodea. Convocar a la Biblioteca y en particular a las narradoras tiene que ver con eso. Escuchar historias les da la posibilidad de pensar, soñar. Les enseña a reflexionar, a concentrarse y a comunicarse mejor con los otros. Fue una experiencia muy buena.”
Un martes al mes, por la noche, en la Escuela de box hubo ronda en el piso, silencio, miradas atentas, ojos bien abiertos y cuentos, palabras que cuentan. Historias de miedo, de risa, cuentos fantásticos, también recitados y mucha alegría.
Del proyecto participaron Graciela Capellino, Ignacio Gardey, Silvina Carelli, Silvia Hernández, Pochi Arrieta, Graciela Hernández, Magalí Obal, Elba Ferreyra y Sandra Moreno. Maxi Nuñez se encargó de captar cada uno de esos momentos con sus fotografías.
“La experiencia caló hondo en mí”, dice Sandra y agrega: “He seguido la historias personales de los boxeadores locales mayores en la revista Entre las cuerdas. Todas me emocionan. No han sido historias fáciles para ellos y supongo que para los pibes que están ahora tampoco. Sé que por un ratito -cinco, diez minutos- con nuestros cuentos ellos se divirtieron e imaginaron.”
Días atrás el encuentro fue en la Biblioteca. Guiados por Magalí Obal conocieron los distintos sectores -muchos de ellos nunca habían estado allí-, se vieron -divertidos- en la tapa del último número de Entre las cuerdas que exhibía el revistero y terminaron en el patio, sentados en alfombras, en una hermosa noche, riéndose a carcajadas con la película que se proyectaba en la pared.
El año que viene -aseguran- continuará este gran proyecto con el que todos están felices.