Desde el mes de agosto, el Grupo de narradores de la Biblioteca “Domingo F.
Sarmiento” ha visitado en distintas ocasiones la Escuela de box. “Fue un
pedido de Kaíto”, recuerda Sandra Moreno, integrante de este colectivo de
mujeres y hombres que van donde los invitan, desplegando historias aquí y allá.
Sus ámbitos cotidianos son La
Hora del Cuento, distintas escuelas, jardines y bibliotecas,
pero nunca habían contado, por ejemplo, en una escuela de box.
Kaíto Valdebenito, director del espacio que funciona en el Parque
Municipal, les dio la bienvenida a ese nuevo mundo donde los cuentos también
tienen cabida.
Con la idea de enriquecer la enseñanza del deporte (que suele limitarse
al entrenamiento físico) y ofrecerles a sus alumnos otras actividades que
completaran su formación, fue que pensó en los cuentos. “El boxeo es un deporte
y un arte -sostiene Kaíto. Yo los estoy formando para que sean boxeadores y
también artistas. Busco que se formen como personas dentro del contexto amplio
que los rodea. Convocar a la
Biblioteca y en particular a las narradoras tiene que ver con
eso. Escuchar historias les da la posibilidad de pensar, soñar. Les enseña a
reflexionar, a concentrarse y a comunicarse mejor con los otros. Fue una
experiencia muy buena.”
Un martes al mes, por la noche, en la Escuela de box hubo ronda en el piso, silencio,
miradas atentas, ojos bien abiertos y cuentos, palabras que cuentan. Historias
de miedo, de risa, cuentos fantásticos, también recitados y mucha alegría.
Del proyecto participaron Graciela Capellino, Ignacio Gardey, Silvina
Carelli, Silvia Hernández, Pochi Arrieta, Graciela Hernández, Magalí Obal, Elba
Ferreyra y Sandra Moreno. Maxi Nuñez se encargó de captar cada uno de esos
momentos con sus fotografías.
“La experiencia caló hondo en mí”, dice Sandra y agrega: “He seguido la
historias personales de los boxeadores locales mayores en la revista Entre las cuerdas. Todas me emocionan. No
han sido historias fáciles para ellos y supongo que para los pibes que están
ahora tampoco. Sé que por un ratito -cinco, diez minutos- con nuestros cuentos ellos
se divirtieron e imaginaron.”
Días atrás el encuentro fue en la Biblioteca. Guiados
por Magalí Obal conocieron los distintos sectores -muchos de ellos nunca habían
estado allí-, se vieron -divertidos- en la tapa del último número de Entre las cuerdas que exhibía el
revistero y terminaron en el patio, sentados en alfombras, en una hermosa
noche, riéndose a carcajadas con la película que se proyectaba en la pared.
El año que viene -aseguran- continuará este gran proyecto con el que
todos están felices.