lunes, 24 de enero de 2011

Utilizan cebada y trigo en la alimentación de vacas lecheras de alta producción

Al analizar los costos directos de una explotación tambera puede observarse que entre el 50 y el 60 por ciento es asignado a suplementos y producción de pasto, observó Juan Pablo Russi quien analizó la utilización de cebada y trigo en la alimentación de vacas lecheras de alta producción
Russi, miembro del CREA General Villegas y director de Rusitec Argentina expresó que "al momento de balancear la dieta de una vaca lechera de alta producción, es importante tener flexibilidad para utilizar distintos subproductos en función de la variabilidad de sus costos relativos", dijo.
"Más allá del recurso empleado, es importante comprender que, al momento de formular raciones, un alimento puede ser sustituido por otro dentro del mismo grupo, pero no por uno que corresponda a otro", aclaró.
Por ejemplo: el silo de cebada no tiene las mismas propiedades químicas ni físicas que el silo de alfalfa y no puede usarse uno como sustituto.
"Para balancear la dieta de una vaca de alta producción generalmente necesitamos racionar con suplementos de los cinco grupos de alimentos en distintas proporciones", sostuvo.
Los granos constituyen la base energética de la dieta: este grupo incluye maíz, cebada, sorgo y trigo.
Todos estos cereales son intercambiables entre sí teniendo en cuenta su procesamiento y en qué proporciones se pueden reemplazar sin generar trastornos digestivos para la vaca.
el caso del trigo y la cebada, el procesamiento debe ser lo más agresivo posible para lograr un grano bien molido y que se los pueda incluir en la ración.
La cebada puede reemplazar completamente al maíz, como ocurre por ejemplo en muchos sistemas de producción canadienses.
Sin embargo, eso no es factible en el caso del trigo, debido a que por sus características físicas el almidón está muy disponible y provoca una fermentación ruminal demasiado rápida.
En los sistemas de producción argentinos, dadas sus características, no sería conveniente superar el 10 por ciento del trigo en la materia seca.
"Como regla general, reemplazar maíz por cebada o trigo implica disminuir el extracto etéreo de la dieta, por lo que debemos considerar alguna forma de balancear nuevamente, agregando, por ejemplo, semilla de algodón, expeller de soja o fuentes de grasa alternativa", destacó.
También recordó que es importante evitar el suministro de grano de cebada o de trigo en la sala de ordeñe, ya que pueden causar trastornos digestivos.
El procesamiento es fundamental tanto en cebada como en trigo para poder incluir estos granos en la alimentación de vacas lecheras.
"La cebada se puede utilizar para reemplazar por completo el maíz, pero hay que modificar el resto de los alimentos que usemos".
Mientras que el trigo se puede usar para reemplazar sólo en parte el maíz o la cebada, debido a que, por la forma en que queda expuesto el almidón, es difícil controlar la fermentación.