lunes, 25 de octubre de 2010

Puig en Acción

A 20 años de la muerte física de Manuel Puig, ha concluido la versión 2010; pero sólo formalmente, porque quedan flotando los ecos, los asombros y las pinceladas fuertes de jornadas que han sido tan relevantes y gratas, que comienza a instalarse en nuestro fuero interno la sensación de que se hará largo esperar dos años para volver al goce de un maná inmaterial que PUIG en ACCION nos ha proporcionado pródigamente.
Para producir estas jornadas, sin duda, ha mediado una larga sumatoria de factores: la fortaleza universal de la obra de nuestro escritor, la continuidad en el tiempo de la Bienal, un esfuerzo pasional de imaginación, la laboriosa gestión de nuestra Biblioteca Pública y el Grupo de Apoyo a PUIG en ACCION, el ángel y el corazón de Patricia Bargero, catedráticos y participantes de nota, el aporte de excelencia de Malambo Argentino e Instituto Grabeel, de U.D.E.B. (…cuando no nuestras queridas maestras! ), la contribución con puntos altos de plásticos locales y visitantes, el lugar prioritario que ocupa en la Construcción de la Comunidad la gestión del proyecto cultural comunitario referenciada en Griselda Gulminelli y, por cierto, mucho, mucho, mucho trabajo.
Un extraordinario contenido fue la presencia de una delegación mexicana de alto nivel político (encabezada por el Alcalde de Cuernavaca quien cuenta con serias chances de gobernar el Estado de Morelos) que dejó su propia y fuerte impronta conceptual; seguramente Puig jamás imaginó en su preocupación social y humanística que su obra provocaría lo que quedó simbolizado cuando las pibas de Grabeel entrelazaron artística y delicadamente los pabellones nacionales de Argentina y México.
Puig en Acción 2010 no podía concluir rutinariamente. Tampoco podía concluir con una nota menor.
Por eso en el espléndido acto de clausura, un puñado de jóvenes cronológicos más algunos jóvenes de espíritu aportaron un cierre a la altura de las circunstancias: “A las nubes llegan…..” fue un punto final de sorprendente nivel, de actuaciones descollantes.
Así, con brillo, cayó imaginariamente el telón de Puig en Acción 2010 bajo el mágico cielo del Cine Teatro Español en el que habitaron las fascinaciones de Manuel Puig.
Lástima grande que no hayan sido también testigos de todo lo ocurrido algunos respetables intelectuales nacionales que han juzgado erróneamente el lugar que ocupa la obra de M. P. en el consciente colectivo de esta Comunidad; y también tanto periodismo de los grandes medios que cree ver un estigma o una antinomia entre el escritor consagrado y sus vecinos de hoy.
Por supuesto, no tiene nada que ver con el actual tiempo local de improbables fantasmas; pero estoy seguro que en ese lucido final, merodearon sonrientes los duendes complacidos de Alicia Compagnucci y Susana Cañibano.
Ernesto J. Segretin