martes, 6 de octubre de 2009

Qué risa que nos dio

Los chicos ríen. Los grandes también. Adela Basch oculta su cara tras una campera y grita que le da vergüenza -mucha vergüenza, dice ella- aparecer ante ellos. Todos vuelven a reír y la reciben con un gran aplauso.
Esta escena se repitió una y otra vez durante la última visita de la escritora a nuestra ciudad. Adela Basch ya había estado en General Villegas en dos oportunidades (en 1991 y en 1998), ambas como invitada de la Biblioteca “Domingo F. Sarmiento”.
“Esta vez, como en las dos anteriores, pasé momentos maravillosos, los disfruté muchísimo y disfruté, sobre todo, la calidez de la gente”, dijo Adela antes de volver a Buenos Aires, ciudad en la que nació y donde aún vive.
Autora de reconocidos libros infantiles como Una luna junto a la laguna; José de San Martín, caballero del principio al fin; El reglamento es el reglamento y Un nombre que asombre, Adela Basch participó de diferentes actividades -entre ellas, la Maratón Nacional de Lectura- donde conversó, actuó y hasta se dio el gusto de disfrutar de sus propias obras, interpretadas por chicos de distintas escuelas primarias de nuestra ciudad.
“Me encantó la experiencia -sostuvo la escritora. Creo que los chicos con los que estuve tienen un nivel de lectura buenísimo. Se nota el entusiasmo que ponen las maestras, las bibliotecarias y las directoras de las escuelas. Me asombró, me quedé encantada con todos ellos.”
También los alumnos de nivel secundario la sorprendieron con sus preguntas, dignas del más entusiasta periodista, durante un encuentro en la Biblioteca.
Preguntas que merecieron respuestas tales como: “Mi primer libro lo escribí a los 32, ya no era tan jovencita...”, “Empecé a leer sola a los ocho años pero, aún sabiendo leer, me gusta que alguien más me lea”, “Las historias que escribo se me ocurren a partir de sueños y a partir de lo que pasa a mi alrededor...”.
Una de esas respuestas fue a la vez deseo: “Me gustaría que mi literatura siempre esté asociada al humor y a la risa, y con eso contribuir a que la vida del ser humano pueda ser un poquito mejor”.
Fue precisamente éste el tema que abordó en el taller "Humor y literatura: dos entrañables criaturas", orientado a docentes, bibliotecarios y público en general.
Luego de tres horas de intercambio de ideas, juegos y lecturas, una maestra de educación especial se acercó a la escritora para agradecerle y comentarle su experiencia: “Está muy bueno trabajar en la docencia con el humor porque los chicos aprenden mejor y se interesan mucho más”.
Adela Basch se fue de Villegas emocionada, llena de risas en los oídos y, seguramente, con nuevas historias para escribir.