jueves, 16 de octubre de 2014

Un Medio Nacional se hace Eco de la Revolución de La Pampa II

La sensación que quedó del último Congreso Tecnológico de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) es que la Argentina avanza, a pesar de los profundos problemas coyunturales del campo, a lo que uno de los expositores definió como “La revolución de la Pampa II”.
Roberto Bisang, especialista en organización industrial, tecnología y análisis sectorial acuñó esa frase para referirse al cambio que está en el horizonte.
“Es un sitio en construcción, abierto, listo para armar La revolución de la Pampa II”, dijo a NA en Rosario mientras el Congreso trataba de definir el nuevo salto productivo en otras dos sedes, Mar del Plata y Santiago del Estero, al mismo tiempo.
Bisang dio algunas pistas para vislumbrar la revolución, una es pensar que las semillas se van a volver “entes muchos más inteligentes de lo que son hoy” y “del otro lado habrá un conjunto consorciado de herbicidas en términos de paquetes y eso va a subir la productividad enormemente”.
El otro camino, es trabajar por ambiente y ratificar que cada lote es particular en producción, tiene vida propia y por lo tanto hay que buscarle la adaptación de la mejor semilla y su proceso productivo.
“Esas dos cosas se están haciendo en la Argentina, agricultura por ambiente y hay gente que está pensando en cómo van a ser los nuevos paquetes agrícolas. Después se encuentran las tecnologías de implantación o siembra que están más en experimentación, pero hoy se puede ir del arado convencional a la siembra directa propulsada o autopropulsada y se viene el riego. La p
En este puzzle para armar que es La revolución de la Pampa II al decir de Bisang, Juan Balbín, ex presidente de CREA y productor de Cañada Seca en el noroeste de la provincia de de Buenos Aires, aseguró que se vienen “nuevos eventos”, pero que no están claros todavía.
“Aunque seguramente todo lo que sea agricultura de precisión va a ser hacia adelante, es un desarrollo que le falta todavía despegar”, expresó a NA.
Es más fácil saber lo que pasó para que se diera la gran revolución agro productiva argentina de fines de los 90 y principios del año 2000.
“Si uno mira desde arriba verá que hubo mesetas y grandes saltos productivos. Dio la casualidad que 4 ó 5 factores coincidieron temporalmente: la siembra directa, la irrupción de los transgénicos, la capacidad ilimitada de almacenaje a través de silo bolsa y el concepto de no necesitar la tierra para hacer la agricultura, a través del arrendamiento de los pooles”, dijo.
Es decir que la conjunción del capital, la tecnología, la mano de obra dispersa, todo se amalgamó, fue una revolución y en la actualidad observamos los gérmenes de la próxima.
“Toda la parte biotecnológica recién empieza. Estamos viendo recién los albores y en los próximos 5 años es difícil saber qué va a revolucionar la agricultura y si se ajustarán las tecnologías que hoy vemos emerger”, manifestó Balbín.
Para este dirigente hay que recordar que cuando empezó la historia de la agricultura, la roturada de la tierra y la rueda vinieron prácticamente juntas: “el arado se descubre casi junto con la rueda”.
“Después de 5 mil años de hacer las cosas iguales con un tractor por delante, se pasa a la siembra directa. El concepto es el de no roturar, ese tipo de eventos no se dan todos los días y no es tan fácil visualizarlos”, narró.
Destacó que Estados Unidos tardó 40 años, comenzó en los años 70 en la zona de Kentucky y recién cuando aparece la biotecnología con su respaldo, se generó lo que hoy conocemos como siembra directa en toda su magnitud.
“Esto no quiere decir que estemos sentados esperando, debemos ser proactivos, buscando modificaciones y tecnologías que nos van a dar los próximos pasos a futuro”, añadió.
El cambio que se viene también involucra la actitud de las personas para Rubén Giorgis, especialista en agro-recursos humanos, del grupo CREA Rafaela (Santa Fe).
Además explicó a NA que “el salto productivo necesita una constancia en armar equipos, en escuchar, en tener actitud de escucha y poseer compromiso con los proyectos personales de la gente”, mientras que le asignó una gran importancia a la interacción de los empleados en los campos con los dueños de los mismos.
La forma de evitar que las soluciones de hoy sean los problemas de mañana, también es un tema que desvela en los prolegómenos de La revolución de La Pampa II.
En este sentido, el matrimonio entre ciencia y tecnología es incipiente en agricultura, de acuerdo con Emilio Satorre, profesor titular de la Cátedra de Cerealicultura en la Facultad de Agronomía de la UBA, investigador del Conicet y coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA.
Las tecnologías de protección de cultivos, sustentadas en el uso de insecticidas y herbicidas y en transformaciones del germoplasma de los cultivos, contribuyeron a incrementar la producción.
“Sin embargo, con estas tecnologías vinieron algunos problemas”, como es la resistencia de plagas y malezas que afecta hoy a los agricultores y que necesita de una solución que estará en el presente o en el futuro.
regunta es cuánto hay de bienes públicos en eso y quién lo va a pagar”, advirtió Bisang.