lunes, 19 de julio de 2010

Comunicado del Obispado de Nueve de Julio acerca del Matrimonio de Personas del mismo sexo

Después de un arduo debate social, y que concluyó en el Senado de la Nación con la aprobación de la reforma a la ley de matrimonio civil, nos encontramos en nuestro país frente a una situación nueva e inesperada. Deploramos que esto haya sucedido, y el resultado al que se ha llegado nos cuestiona a todos acerca de la seriedad del compromiso evangélico que decimos tener. El áspero contexto político no puede justificar lo sucedido. Con el transcurso del tiempo se esclarecerán algunos aspectos y se establecerán nuevas pautas de conducta en la sociedad. Sus consecuencias se podrán apreciar en muchos ámbitos, no inmediatamente tal vez, pero habrán de repercutir ciertamente en la vida familiar y en la formación de los jóvenes. Sin embargo, hay algo que no cambia ni puede cambiar, y es la ley de Dios y el llamado de la conciencia, que se encuentra en cada persona. Como creyentes, debemos dar un testimonio de coherencia y de fidelidad, sin dejarnos impresionar por las corrientes dominantes pero engañosas, ajenas a un proyecto verdaderamente creativo y orientado hacia el bien integral de las personas. Tenemos que mantener nuestro aprecio y nuestra adhesión a la familia tal como Dios la ha querido, y fue establecida en el orden natural.
La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia y sobre la sexualidad no altera ni deforma lo que la misma naturaleza provee, en la vida y el desarrollo de cada persona libre, dotada de inteligencia. Al contrario, ilumina desde la fe y constituye una ayuda para su realización en esta vida y para alcanzar el cumplimiento de esos objetivos. Ahora, de manera clara y elocuente, nos ha sido confiada una misión: ofrecer a nuestros hermanos el testimonio de esta realidad querida por Dios: la familia, la estabilidad matrimonial, vivida en la fe que sostiene y anticipa el cumplimiento de las metas, el respeto por la vida.
Roguemos a Dios Nuestro Señor que nos mantenga unidos y fervientes, y que nuestras familias sigan siendo la muestra de su presencia entre nosotros, por el amor y por la vida.
Nueve de Julio, 15 de julio de 2010
Mons. Martín de Elizalde OSB
Obispo de Santo Domingo en
Nueve de Julio, Argentina