Después de un arduo debate social, y que concluyó en el Senado de la Nación con la aprobación de la reforma a la ley de matrimonio civil, nos encontramos en nuestro país frente a una situación nueva e inesperada. Deploramos que esto haya sucedido, y el resultado al que se ha llegado nos cuestiona a todos acerca de la seriedad del compromiso evangélico que decimos tener. El áspero contexto político no puede justificar lo sucedido. Con el transcurso del tiempo se esclarecerán algunos aspectos y se establecerán nuevas pautas de conducta en la sociedad. Sus consecuencias se podrán apreciar en muchos ámbitos, no inmediatamente tal vez, pero habrán de repercutir ciertamente en la vida familiar y en la formación de los jóvenes. Sin embargo, hay algo que no cambia ni puede cambiar, y es la ley de Dios y el llamado de la conciencia, que se encuentra en cada persona. Como creyentes, debemos dar un testimonio de coherencia y de fidelidad, sin dejarnos impresionar por las corrientes dominantes pero engañosas, ajenas a un proyecto verdaderamente creativo y orientado hacia el bien integral de las personas. Tenemos que mantener nuestro aprecio y nuestra adhesión a la familia tal como Dios la ha querido, y fue establecida en el orden natural.
La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia y sobre la sexualidad no altera ni deforma lo que la misma naturaleza provee, en la vida y el desarrollo de cada persona libre, dotada de inteligencia. Al contrario, ilumina desde la fe y constituye una ayuda para su realización en esta vida y para alcanzar el cumplimiento de esos objetivos. Ahora, de manera clara y elocuente, nos ha sido confiada una misión: ofrecer a nuestros hermanos el testimonio de esta realidad querida por Dios: la familia, la estabilidad matrimonial, vivida en la fe que sostiene y anticipa el cumplimiento de las metas, el respeto por la vida.
Roguemos a Dios Nuestro Señor que nos mantenga unidos y fervientes, y que nuestras familias sigan siendo la muestra de su presencia entre nosotros, por el amor y por la vida.
Nueve de Julio, 15 de julio de 2010
Mons. Martín de Elizalde OSB
Obispo de Santo Domingo en
Nueve de Julio, Argentina
lunes, 19 de julio de 2010
Comunicado del Obispado de Nueve de Julio acerca del Matrimonio de Personas del mismo sexo
Publicado por Walter Mackay en 19:32:00