El 20 de octubre, la agrupación de percusión Toques y Tumbas, presentará “A los golpes se hacen” un proyecto en el que percusión y palabra son los recursos para una lectura posible de “Sangre de Amor Correspondido” (en adelante Sangre), novela que cumple 30 años de su publicación y que moviliza el Puig en Acción 2012. Un montaje donde la palabra leída, los tambores, las herramientas de trabajo, el relato futbolero y la canción, se conjugan para dar lugar a un discurso que intentará proteger a Josemar de su propio monstruo, la verdad.
Sábado: está sucediendo
Es sábado. Y como todos los sábados de hace cinco meses, Toques y Tumbas se encuentra a trabajar. A no más de veinte días de la presentación (que no será una sino cuatro) el objetivo del ensayo es pasar toda la obra. Por lo general no hay mucho público, pero hoy estamos con el equipo que trabaja en el registro fílmico de los procesos, de lo que está siendo el Puig en Acción. Somos testigos que Puig en Acción 2012 está ocurriendo, una vez más, y aunque su fecha de apertura sea el viernes 19 de octubre. En cada una de sus diversas e irrepetibles células en las que late gente creando, es inevitable, está sucediendo.
Por la Alvear los paseanderos saludan, tocan bocina, y tiran alguna frase josemarezca que es motivo de celebración: Josemar está entre nosotros.
Se prepara el set tras la voz pendiente del reloj. Activa. Sacan cinta de papel para poner a punto los instrumentos, para ensamablar lo que será percutido con ojotas y palos y fierros. Hay ollitas, jarra, palito, bombón helado!. El micrófono se prueba con las voces de algunos muertos. Se ven cosas muy ajustadas a esta altura. Hay un trabajo, un mecanismo que se evidencia aceitado. Hay clima, sintonía. Pienso que tal vez sin eso, sea muy difícil crear. Hay un corazón rosado, dibujado en un tacho de 200 litros, ¿lo habrá dibujado el Josemar?
Hoy es sábado y escucho un cascotazo, que es canción. Toques y Tumbas también: el nombre tiene un link al título de la obra de Sábato (Sobre héroes y tumbas) por su musicalidad. José Luis Matellán, Luis María Cruzatt, Gonzalo Navarro, Julio Corvalán, Lucas Snipe, Facundo Grisoli, Guillermo Labarta y Jesús Pascual. Son ocho, los bombos, toco, loco, poco, los cosos. Ocho, no?
Suena: todo suena
Todo suena el sábado. Los instrumentos de percusión como cajones batá, peruano y flamenco los hacen ellos. Se me antoja un punto de encuentro entre la preparación del instrumento y la Maria da Gloria. El trabajo es largo y requiere de una comprensión de la madera, y por lo tanto, de saber esperar, buscar, clavar, ensamblar, lijar, laburar para llegar al punto más deseado. Y también como el trabajo de construcción de un grupo, donde la paciencia, la organización, ponerse de acuerdo, conectarse, el conocimiento, la generosidad y lo que cada uno sabe y pone a disposición del otro, se baten como un trago. Pero hoy no hay tragos. Hay cencerros, pezuñas, huevos. Y también instrumentos creados a partir de elementos cotidianos vinculados a la construcción. La originalidad no solo se ve en la invención de estas cosas que suenan, sino también en el acto de nombrarlas: “ñaca-ñaca” guiro, “bata de hojalata”, y todo suena hoy. “Rustigong”, “galvanófono”. Somos ritmo, “torpedera iraní”, “Torpedera afgna”. “jarritom”. Música. “Campanas heladas”, “chancha”, “repiques”. Y ¡paaapito! que los hacen sonar.
Todo suena el sábado. Paredes y pisos, palas y arena, cucharas y cañerías, serruchos que cortan y raspan madera, pavas, ollas. Masas, paredes, serrucho y madera, cañería, rejas. Arena. Pala. Balde de albañil. Y una tapa de esas sacadas de una toma de palacio chino, de esas que se tocan para anunciar la presencia de un samurái, pero nada que ver. Porque esto ocurre gracias al revoque y a la arena, y la tierra pegada en el ladrillo, en el piso. Los cajones de la serenísima que sirven para guardar los spots de luz y los alargues, también son pantallas para hacer de ésta, una noche naranja. Y la arena se levanta y la polvareda se nos impregna. Y si ellas fueran a suspirar por el amor que le tuvieran a él, terminarían todas tosiendo. Vamos a tener que regar se sale una voz del libreto. También se improvisa un rezo a los aviones, porque los mosquitos no paran de dársela a los Josemares que a falta de fumigada reciben un poco de off.
La historia
“A los golpes se hacen” es la historia de un albañil en una construcción. Como el albañil que inspiró Sangre. La obra avanza acompañando los temas centrales de la novela como la iniciación sexual, el fútbol, el trabajo autónomo de la construcción … en la vivencia de un hombre que es la voz de la obra en construcción. Este hombre, que puede ser un albañil o puede ser el personaje de la novela logra una operación similar a la de Puig: encontrar la voz de sus personajes valorando la oralidad, los géneros menores. En este sentido aparecen en la obra, ecos de radio y presentadores, raperos incipientes, voces y ruidos que emergen de las paredes de los vecinos y de los recuerdos y de las reconstrucciones y de las invenciones y de los golpes, y de los golpes, y de los golpes.
¿Qué es lo que se hacen a los golpes? Atentos a escuchar la vibración que transmita el encuentro y a las músicas. Que con esos ruidos y esas voces, se van construyendo. Y los cinco goles. Se cuela el afro y el candombe y también la electrónica. Unos de los puntos más altos de la historia que “Toques y Tumbas” se larga a contar y a cantar y los cinco goles. Con serrucho y guitarra eléctrica, a viva voz. Ella nunca había sufrido así. A ella nunca la habían operado de nada. El vio sangre ¿está claro? El limpiaba. Y los cinco goles.
Unos afiches que sirven de apoyo para seguir la obra, escupen unas palabras, gemidos, tomá, lloraba, desesperada, cama. Un rallador rasquetea en el fondo y se repite. Y Josemar o Chefao desactiva una a una, las voces de este amor. “A los golpes se hacen”, una mirada masculina de Sangre, corona su presentación con un “a mí también me pasa. Aplausos para la construcción de un Josemar tan humano que duele, tan nosotros que interpela, tan fresco que roba sonrisas cómplices y no. No nos podemos perder la propuesta de toques y tumbas, que suena fino y al unísono y que más que dar que hablar, se arriesga a movilizarnos. Bailo. Es imposible no bailar.qué: Toques y Tumbas, “A los golpes se hacen”
cuándo: sábado 20, viernes 26, domingo 28 de octubre y sábado 10 de noviembre.
a qué hora: 21 horas
dónde: en el patio de la calle Alvear 247 (General Villegas)
PD: habrá plan B si llueve
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