El 17 de octubre es una de las fechas fundamentales del siglo XX en la Argentina. Ese día irrumpió, con peso propio, la clase trabajadora en la sociedad y fue el nacimiento de un movimiento político clave en la vida nacional: el peronismo.
Ante este nuevo aniversario, el peronismo del siglo XXI debe pensarse a partir del espíritu de Perón y de su legado histórico, resumido en el concepto de que “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.Tenemos que ver la evolución del justicialismo, no como un pragmatismo sin principios, sino como un don de crecer y adaptarse a diferentes realidades. Perón fue, en su esencia, un hombre práctico al servicio del pueblo, a quien definió como su único heredero.
Los peronistas creemos en la libertad, en la búsqueda de consensos, en la aceptación de lo diferente. Quien no sostenga esos valores no es peronista. Ser peronista no es gritar “Viva Perón”, sino tener vocación de gestión pública y un compromiso fuerte con la libertad, la democracia y los derechos sociales.
Por eso conmemoramos a la Lealtad con el Pueblo, como un valor especial y sostenemos la necesidad de forjar un peronismo con renovación constante de cuadros, no de principios. Que deje de lado las disputas que al pueblo no le interesan.
Debemos bregar por el diálogo como herramienta de construcción política, buscar el consenso y la democratización real de la política. Es imprescindible para eso, contar con coherencia intelectual y fundamentalmente, con compromiso social. Sabemos que a la patria justa, libre y soberana no la construiremos solamente los peronistas, sino que esto será posible, mediante una verdadera comunidad organizada, donde no primen los intereses particulares sobre el interés general, donde cada sector tenga en claro que el único interés es el del pueblo, y al pueblo lo formamos todos los habitantes del suelo argentino.
En un mundo que cambia de manera acelerada, las palabras de Juan Domingo Perón siguen teniendo una importancia fundamental para encontrar el camino de la Argentina justa, libre y soberana que soñó el General cuando alumbró al peronismo.
Gilberto Alegre.