CANNES, Francia — Transcurridos 25 años del exitoso estreno de 'El beso de la mujer araña' en Cannes, Héctor Babenco confiesa regresar "muy tranquilo" al festival, a presentar, con la actriz Sonia Braga y el productor estadounidense David Weisman, la versión remasterizada de su filme, que inauguró el jueves la sección Cannes Classics.
Cuatro años después de 'Pixote', en 1985, "fue una bomba" y ahora "vengo muy tranquilo, alimentado por la idea que hay varias generaciones que no han visto la película, que ni siquiera han oído hablar de ella", explica Babenco a AFP.
El directo marplatense afincado en Brasil, que en 2003 compitió por última vez en Cannes con 'Carandirú', otra película de ambiente carcelario, encuentra acertada la idea de dar una nueva vida "a las películas que han tenido un momento muy fuerte".
Al propio director, de 64 años, la perspectiva de volver a ver su obra le da "un poco de frío en la barriga", aunque "la película es como un material orgánico, tiene su propio peso específico, hay que dejarla vivir tal como fue concebida, no se le puede hacer un 'lifting'".
'El beso de la mujer araña', que tenía un negativo en malas condiciones, ha sido restaurada en Los Ángeles, el sonido ha pasado de estéreo a dolby, y se proyecta en Cannes en formato digital. La distruidora Carlotta Films estrenará la película en Francia el próximo otoño.
El proyecto de 'El beso de la mujer araña' fue "una vida", recuerda ahora Babenco, "muy difícil todo el gesto, cinco a seis años desde la primera intención de adaptar la novela de Manuel Puig, gigante, emblemática, hasta el momento del estreno".
Babenco dice de Weisman que fue el único productor que se atrevió entonces con un proyecto que transcurría en un 80% con dos personajes hablando en una celda.
"La película trabaja con dos niveles narrativos muy claros. Por un lado, el realismo de las situaciones que los personajes están viviendo, y luego el universo de la fantasía; la fuerza de la película viene de una combinación casi perfecta del lado metafórico, romántico e ingenuo, del soñar despiertos, en contraposición con la dureza del momento que están viviendo", explica.
Recalca el cineasta que "la maestría viene de Puig y del guionista Leonard Schrader, que supo interpretar aquel libro, extraer los momentos más fuertes sin perder en ningún momento la narrativa de Puig, un casamiento feliz".
Babenco tiene un recuerdo para Raúl Julia, la revelación de 'El beso de la mujer araña' junto a William Hurt y Sonia Braga. El actor puertorriqueño falleció en 1994 a la edad de 54 años. "Era un epitoma de vida, alegre, grande en sus gestos, de una humildad enorme".
En su libro, publicado en 1976, Manuel Puig trata el aspecto político de "forma muy ficcionalizada y no localizada y en algunos países de Latinoamérica perdura ese contexto; con el chavismo, con ese pensamiento de izquierda ortodoxo que no consiguió llegar al poder en la década de los sesenta, las cosas no están muy diferentes ahora en Sudamérica".
"En Latinoamérica vivimos en un estado de barbarie en algunos sectores porque la sociedad se ha enriquecido, pero se han enriquecido un 10% de personas de la sociedad. Todavía la pobreza, la miseria, la exclusión son enormes, la violencia, la droga están muy presentes, y los Estados se muestran inoperantes como siempre", analiza el cineasta.
Cuatro años después de 'Pixote', en 1985, "fue una bomba" y ahora "vengo muy tranquilo, alimentado por la idea que hay varias generaciones que no han visto la película, que ni siquiera han oído hablar de ella", explica Babenco a AFP.
El directo marplatense afincado en Brasil, que en 2003 compitió por última vez en Cannes con 'Carandirú', otra película de ambiente carcelario, encuentra acertada la idea de dar una nueva vida "a las películas que han tenido un momento muy fuerte".
Al propio director, de 64 años, la perspectiva de volver a ver su obra le da "un poco de frío en la barriga", aunque "la película es como un material orgánico, tiene su propio peso específico, hay que dejarla vivir tal como fue concebida, no se le puede hacer un 'lifting'".
'El beso de la mujer araña', que tenía un negativo en malas condiciones, ha sido restaurada en Los Ángeles, el sonido ha pasado de estéreo a dolby, y se proyecta en Cannes en formato digital. La distruidora Carlotta Films estrenará la película en Francia el próximo otoño.
El proyecto de 'El beso de la mujer araña' fue "una vida", recuerda ahora Babenco, "muy difícil todo el gesto, cinco a seis años desde la primera intención de adaptar la novela de Manuel Puig, gigante, emblemática, hasta el momento del estreno".
Babenco dice de Weisman que fue el único productor que se atrevió entonces con un proyecto que transcurría en un 80% con dos personajes hablando en una celda.
"La película trabaja con dos niveles narrativos muy claros. Por un lado, el realismo de las situaciones que los personajes están viviendo, y luego el universo de la fantasía; la fuerza de la película viene de una combinación casi perfecta del lado metafórico, romántico e ingenuo, del soñar despiertos, en contraposición con la dureza del momento que están viviendo", explica.
Recalca el cineasta que "la maestría viene de Puig y del guionista Leonard Schrader, que supo interpretar aquel libro, extraer los momentos más fuertes sin perder en ningún momento la narrativa de Puig, un casamiento feliz".
Babenco tiene un recuerdo para Raúl Julia, la revelación de 'El beso de la mujer araña' junto a William Hurt y Sonia Braga. El actor puertorriqueño falleció en 1994 a la edad de 54 años. "Era un epitoma de vida, alegre, grande en sus gestos, de una humildad enorme".
En su libro, publicado en 1976, Manuel Puig trata el aspecto político de "forma muy ficcionalizada y no localizada y en algunos países de Latinoamérica perdura ese contexto; con el chavismo, con ese pensamiento de izquierda ortodoxo que no consiguió llegar al poder en la década de los sesenta, las cosas no están muy diferentes ahora en Sudamérica".
"En Latinoamérica vivimos en un estado de barbarie en algunos sectores porque la sociedad se ha enriquecido, pero se han enriquecido un 10% de personas de la sociedad. Todavía la pobreza, la miseria, la exclusión son enormes, la violencia, la droga están muy presentes, y los Estados se muestran inoperantes como siempre", analiza el cineasta.