Doce días de caminata para recorrer los 420 km que separan General Villegas, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, de la Limpia y Pura Concepción del Río Luján. Cuando entre hermanos los conflictos no tienen solución, se dijeron, sólo las madres proporcionan consuelo, armonía y paz. Y partieron rezando hacia Luján “para que nuestros lideres gremiales y nuestros gobernantes reciban la gracia y la inspiración necesaria para reubicar a una Argentina llamada a brillar en el mundo …”.
Tienen mil historias para contar: el cansancio, las ampollas, el viento a 80km por hora y de lado, el solazo o el peso de la ropa empapada por la lluvia, pero sobre todo el calor. Sí, el calor de una Argentina que fue pasando del descreimiento al apoyo, a buscarlos en el camino, a saludarlos desde los autos y camiones, a esperarlos en los cruces, o antes, y acompañarlos unos kilómetros; los que mandaban emails y los que se unían en la oración; los que les encomendaban sus intenciones: “que pueda volver a ser chacarera”, “que vuelva a tener trabajo”, los que por un celular rezaban con ellos el Angelus o se disputaban en casa de quién iban a almorzar o pasar la noche; sobre todo, las esposas, madres, hijas, que los apoyaron o se unieron en la caminata.
¿Cómo describir la multitud, la piedad, simultáneamente la alegría del deber cumplido y una profunda humildad, la confraternización y el entendimiento entre todos los que colmaron la Basílica y explanada? El 1º de noviembre de 2009, Luján vivió uno de sus más grandes días.
Estamos seguros que Nuestra Señora de Luján ya los escuchó; ahora sólo falta que los hombres quieran oír a la Virgen.
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martes, 3 de noviembre de 2009
Por la Paz en Luján
Publicado por Walter Mackay en 10:09:00