
Y observamos con preocupación la repetición de
similares hechos luctuosos en nuestro continente: femicidios, travesticidios, asesinatos,
desapariciones, torturas de mujeres y LGTBIQ+, especialmente en países
limítrofes como Chile, Bolivia, Brasil. Países hermanos que tienen numerosos
residentes en nuestro país y con quienes compartimos historia, costumbres,
idioma.
Más aún nos preocupan hechos amenazantes y durísimos antecedentes en
nuestro propio territorio que reactualizan etapas dictatoriales que creíamos ya
pasadas y patrocinadas por el “gran país del Norte”, contrarias a un país
diverso, pacífico, respetuoso y pluricultural como el que deseamos.
En este año de 2019 en nuestro país,
Argentina, el número de femicidios
ascendió a 290 al mismo tiempo que se eliminaron recursos para la asistencia de
las víctimas y se desmantelaron las instituciones destinadas a la prevención de
la violencia de género. Capítulo aparte merece la reciente anulación por
decreto el Protocolo de ILE establecido en las primeras décadas del siglo XX.
Lo que nos retroae a debates bizantinos y retrógrados además de inhumanos.
Semanalmente es
asesinada una chica menor de 18 años por femicidio, es decir por Crimen de
Odio. Y no hay mayor inseguridad que esa. Porque el peligro no está solamente
en las calles sino en nuestras propias casas y en nuestro espacio relacional
diario y no distingue grupos etáreos.
Como dijo
nuestra joven compañera Brenda Verdugo (17 años, estudiante secundaria) en el
día de ayer, domingo 24 de noviembre en la Plaza Principal de General Villegas,
en ocasión de realizarse la Marcha del
Orgullo LGTBIQ+ y conmemoración del Día
Internacional por la Eliminación de la Violencia de Género y Violencia contra
las Mujeres:
“Porque soy
mujer y cada vez que salgo a la calle de noche o incluso cada vez que salgo de
día, está la misma posibilidad de ser una más, de pasar a ser un número más, de
pasar a formar parte de una estadística multitudinaria. Y que parece no tener
fin. Porque cada vez que vuelvo a mi casa es una batalla más de la que logré
salir con vida. Y sí, estoy cansada de eso.”
Porque debemos a
las futuras generaciones un futuro mejor es que colectivamente luchamos por
transformar esta realidad y esta humanidad que no nos permite vivir con
felicidad y realizar nuestras posibilidades. Honramos en este día a todxs lxs
que ya no están y luchamos por lxs que están y lxs que vendrán. Para que SU
lugar sea un lugar seguro y libre de violencias.