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Nelly en una publicación del Villegas Ilustrado |
Así se presentaba ella: como la maestra de 6to grado que Manuel Puig había tenido en la escuela 17, en su último año de estudios en Villegas. Antes habían sido amigos y habían compartido idas al cine y tardes de recortes de revistas de la época.
Nelly y Jorge, su marido, no dudaban en abrirnos sus puertas y poner a disposición todo el material que tuvieran para que pudiéramos armar la vida del escritor y la época que le había tocado vivir en su niñez. Cuando algún periodista llamaba o algún documentalista se acercaba al lugar, la casa frente a la plaza San Martín era una parada obligada. Sus anfitriones se desarmaban en atenciones y era un placer escucharlos evocar y reconstruir toda esa época, retratada de algún modo en las dos primeras novelas del autor.
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Alumnos de 6to grado, Manuel Puig es el primero de la izquierda |
Me tocó conocerlos ya abuelos, con esa sabiduría que dan los años, no exenta de reflexión y autocrítica. Jorge se lamentaba de las fumigaciones que habían exterminado a las pobres lechucitas y Nelly revisaba los vínculos sociales de los que había formado parte. Amables, comunicativos, por momentos muy divertidos, tenían esa voz y ese relato que tanto había cautivado a Puig, y se superponían uno al otro a la hora de contar.
Nelly nos hacía listas de las películas que probablemente habían compartido y de las canciones que solían escuchar en aquellos tiempos. Y por esa libertad que dan los años, recordaba sin filtro situaciones y datos que tiempo atrás había preferido callar. Por eso era un gusto cada encuentro, porque siempre había algo nuevo y jugoso para compartir.
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Nelly con alumnos |